Meet your maker: Jonatan García
|Propietario de la Bodega Suertes del Marqués, una bodega familiar que desde sus comienzos desde el año 2006 elabora vinos inusuales con el carácter volcánico de la isla de Tenerife al sur de España, poniendo en valor variedades autóctonas como la Listán Blanco y Listán Negro con el espectacular sistema de poda tradicional cordón trenzado. La bodega ha conseguido un reconocimiento internacional muy rápidamente y Jonatan tiene una gran responsabilidad por ello.
Yo soy una gran aficionada de sus vinos, me han llegado a dejar boquiabierta. Si buscas sorprender, con sus vinos lo consigues muy fácilmente.
¿Dónde estudiaste y dónde has trabajado antes de crear tu propio proyecto?
Pues toda mi formación universitaria y de posgrado no tiene nada que ver con el mundo del vino. La creación de la bodega fue en 2006, cuando yo ya había finalizado años atrás mis estudios en empresas, con lo cual mi formación en cuanto a viticultura y elaboración es autodidacta y de las asesorías externas que tuve en una época. No pude trabajar en otra bodega ya que durante muchos años estuve combinando dos empleos, hasta el momento en que ya la dedicación que necesitaba la bodega me hizo abandonar mi otro trabajo y dedicarme al 100 por ciento a lo que es mi pasión, que es el mundo del vino.
¿Contanos donde se ubica tu bodega y las características de esta zona?
Nos ubicamos en una pequeña Denominación de Origen llamada Valle de La Orotava, situada al norte de la isla canaria de Tenerife. Es una zona con mucha historia detrás ya que la elaboración de vino fortificado fue la fuente principal de ingresos desde mitad del siglo XVI hasta principios del XIX.
Estamos en la vertiente norte de una isla montañosa, la cual está influenciada por los vientos alisios y esto hace que sea una zona dentro de Canarias más fresca, con unas precipitaciones adecuadas y temperaturas suaves todo el año.
También es importante el factor suelo, al ser volcánicos, y la ausencia de filoxera nos ha permitido tener viñas muy viejas (de al menos hasta 250 años), sistemas de conducción únicos como el cordón trenzado y gran cantidad de variedades autóctonas.
¿Cómo decidiste empezar tu proyecto y qué te llevó a creer en la región en la que decidiste trabajar?
Fue una decisión de mi padre. Él había empezado a comprar viñedos en 1986 e inicialmente elaboraba vinos a granel para tomar con sus amigos. Cuando siguió adquiriendo más viñedos obviamente era demasiado vino para autoconsumo por lo que empezamos a vender la uva a otras bodegas hasta el 2005, año en que tras la vendimia me propuso comenzar a elaborar por nuestra cuenta.
El Valle de La Orotava es nuestro hogar desde hace muchos siglos y el poder elaborar buenos vinos en este sitio era nuestro reto.
Llevaba años con la duda de una de las variedades que tenía plantada en un viñedo centenario, si era Pedro Ximénez o Torrontés, que era como estaba catalogado. No me cuadraba ninguna de las dos y ha resultado ser una nueva variedad descubierta y bautizada como Torrontés Volcánica.
¿Podrías definirte personal y profesionalmente?
Siempre he sido una persona con gran dedicación a lo que hago. Para mi da igual si es lunes o domingo, estoy volcado al 100 por ciento, las 24 horas, en mi pasión que es la viticultura, elaboración y el mundo del vino en sí. Soy muy exigente con lo que hago y trato de buscar año tras año como poder mejorar mis vinos, nada conformista. Para mí la autocrítica cuando elaboras vino es muy importante.
¿Qué es lo que te enamora de hacer vino?
Ver el resultado final de la dedicación que le has puesto al viñedo, su elaboración, pero sobre todo ver que la gente disfruta cuando lo bebe.
¿Tienes un sueño profesional a futuro o presente, contanos cual es?
Seguir mejorando año tras año nuestros vinos y que lo que estamos creando tenga continuidad en el futuro. A día de hoy, en un plazo corto de tiempo, hemos conseguidos muchos hitos a nivel internacional en cuanto a reconocimientos, pero para mí eso es efímero, y lo que deseo es que esta joven bodega con solo 14 añadas a sus espaldas pueda llegar a ser centenaria y siga en manos de la familia en ese momento.
¿Cual es la temporada del año que prefieras más?
Es la más dura pero me gusta la época de la vendimia. El dar entrada en bodega a todo el trabajo del año es de gran satisfacción e ir elaborando uno a uno los viñedos me hace feliz. Creo que si no fuese así sería imposible aguantar 60 días seguidos sin descansar uno sólo.
¿Con cual otro viticultor te gustaría elaborar juntos un próximo vino – con quién y por qué?
Con algún elaborador de Champagne. Soy gran aficionado al consumo de Champagne y es un sistema de elaboración que nunca he probado y creo que con la uva Listán Blanco de nuestra zona se podría elaborar un buen espumoso. Tengo amistades como Aurelian Laherte, Etienne Calzac o Jerome Bourgeois y algún día les propondré hacer algo juntos.
¿Tienes algunas reglas propias a seguir para elaborar?
Para mí es muy importante la decisión del momento de vendimia. En elaboración ya todo fluye y lo que tengo muy en cuenta es la limpieza, la disciplina en horarios, la constancia y luego todos los pequeños detalles que hacen que puedas hacer un gran vino.
¿Alguien te ayudó a llegar a quien eres hoy?
Cuatro personas. Una fueron mis padres que me dieron los valores de honradez y capacidad de trabajo, otra mi mujer que me ha apoyado siempre y dado ánimos cuando los he necesitado y profesionalmente Luis Seabra, un gran profesional del que aprendí muchísimo y me dio seguridad en mí mismo a la hora de elaborar los vinos.
¿Cómo haces para que tus vinos lleguen a la sensibilidad de muchas personas?
Pues yo creo que es que reflejan la zona de donde vienen. Son vinos muy puros, elaborados con sus propias levaduras año tras año, con poca extracción y nada maquillados por la madera, lo que hace que el reflejo del terroir sea más evidente.
¿Cuál es tu mirada del vino en tu zona?
Estoy en una zona de gran potencia, Canarias, con mucha diversidad y patrimonio vitícola. Actualmente elaboro vinos en cuatro zonas distintas y veo la gran diferencia que existe entre vertientes nortes y sur, islas, variedades, zonas altas y bajas… Pero a pesar de todo este patrimonio en variedades, viñedos y suelos aún queda mucho por hacer. Hay mucha bodega con mentalidad industrial y creo que no es la vía a seguir en esta zona. Se están incorporando jóvenes elaboradores con mayor sensibilidad y creo que lo mejor de las islas está aún por llegar.
¿Contanos tu mayor aventura como viñador?
Más que aventura, un reto. Pues fue encontrarme con un problema en el viñedo donde cepa a cepa estaban muriendo de la noche a la mañana. Esto me supuso una gran preocupación hasta que encontramos el problema y era la toxicidad de los suelos. Ya el problema se ha solucionado y la muerte de viña vieja se ha podido paralizar.
¿Qué fue lo último que aprendiste y quieres compartir?
Cada año aprendo muchas cosas pero la más curiosa fue el que llevaba años con la duda de una de las variedades que tenía plantada en un viñedo centenario, si era Pedro Ximénez o Torrontés, que era como estaba catalogado. No me cuadraba ninguna de las dos y ha resultado ser una nueva variedad descubierta y bautizada como Torrontés Volcánica.
¿Qué sientes cuando creas y bebes un vino?
Me siento muy orgulloso cuando bebo uno de mis vinos y el resultado es el esperado e incluso mucho más que eso. Como consumidor de vino, ya que yo me considero primero consumidor y luego elaborador, me encanta pensar en el lugar y las gentes de donde procede dicha botella y por supuesto el placer que me da beber vinos que poseen sutileza y sentimiento de origen.
¿Cuál es la dificultad más grande que te enfrentas hoy en día con tu trabajo?
Si hablamos exactamente a día de hoy, y que es un problema global de las bodegas de cualquier lado, es el poder comercializar nuestros vinos ante esto del coronavirus. Las bodegas que no vendemos en el lineal de supermercado hemos visto reducir las ventas drásticamente y ahora nos ocupa gran parte de nuestra mente.
Fuera de la comercialización, para mi el gran reto son las enfermedades de madera. Estamos viendo por nuestra zona como viñas viejas mueren de repente y estamos estudiando y actuando para que no avance.
¿Qué opinas sobre la viticultura biodinámica y el vino natural?
Estoy a favor de la biodinámica y en contra de los vinos que pierden su identidad, y esto va a colación de algunos vinos naturales. Para mi hay pocos elaboradores considerados naturales a nivel mundial que logran elaborar vinos placenteros y que a su vez reflejen el origen. Es por ello que yo estoy a favor del uso del SO2, pero siempre minimizando su uso. Todos los vinos reflejan más la variedad y la zona con una pequeña adición de sulfuroso que los que no lo llevan, aparte de dar una mayor estabilidad y potencial de guarda.
Luego soy ultra defensor del cultivo orgánico y de la no adición de levaduras comerciales, bacterias y otros productos enológicos en bodega.
¿Al tener en cuenta cómo está afectando el Covid-19 a todos los rubros, cuales ajustes y cambios hiciste hasta ahora y como lo ves de acá a la cosecha?
He ajustado los gastos de la bodega, trabajando con el personal justo en viñedo y tratando de no hacer embotellados que no sean necesarios. Esto me coge con la ampliación de la bodega acabada lo que me va a permitir acoger toda la uva propia y de mis viticultores sin tener que embotellar tanto como otros años. Esperemos que sea algo momentáneo y al menos al final de año se haya recuperado el mercado.
Si no se ha recuperado a final de año pasaría a una siguiente fase que es tratar de incluir algún vino mío de más volumen en otro nicho de mercado como es la alimentación, pero eso esperemos que no tenga que suceder.
¿Cómo ves la tendencia de el vino de aquí a 10 años?
Estoy observando como los vinos más frescos, más fáciles de beber, menos alcohólicos y menos extraídos están calando también en el consumidor de vino de a pie y no solo en el mundo de los profesionales. Por lo tanto creo que la tendencia va a ir hacia ahí.
Elegí uno de tus vinos y contanos con qué comida lo disfrutarías?
Es complicado porque siempre cuando voy a un restaurante y elijo primero el vino y luego escojo lo que comer, con lo cual no pienso ni que tengan que armonizar entre ellos. Pero para salirnos de lo de siempre voy a escoger un tinto, La Solana, un vino muy fresco y con buena acidez que iría bien con atún rojo en sus múltiples elaboraciones.