Meet your Somm: Silvia García Guijarro
|Una bella mujer con su impactante cabello colorado y enorme personalidad, Silvia García es apasiona de Jerez, los Chardonnay de Borgoña, y experta en Champagne y Sake.
Ama la historia, se mantiene fiel a los clásicos sin dejar de prestar atención a lo moderno. Es consciente y respetuosa de lo que hicieron y pensaron en el pasado.
Ella encuentra en el vino, una forma de vivir y enseñar la parte emocional que tiene detrás desde un lado intangible, aportando el sexto sentido a la experiencia, el sabor de la historia.
Obtuvo su primer título de sumiller en la Escuela Bellamar, en Marbella.
Fue distinguida por la revista Metrópoli como la mejor sumiller de 2012 y ha sido nominada al Premio Nacional de Gastronomía en la categoría de sumiller en el 2016.
Recogió experiencia en los hoteles Villa Magna y Urban, en el Club 31 y en el restaurante Piñera, en Madrid. Llegó a la sala de Kabuki Wellington, enfrentándose al desafío que supone acercar el vino a una cocina como la japonesa. Continuó su carrera en el restaurante Mugaritz (**) Michelin en Errenteria, Guipúzcoa, durante dos años.
Nuevos retos han llegado a su carrera, es una gran luchadora y esta trabajando en un nuevo proyecto que nos asegura que nos contará en los próximos meses, lo sabremos muy pronto… Con Silvia hemos defendido la sumillería femenina española algunos años atrás.
Una hermosa persona, poeta en cada palabra que expresa, romántica, sensible y audaz, se abre con nosotros para contarnos un poco más de su interior.
¿Cuál es tu región vitivinícola preferida en el mundo y por qué?
No podría tener una región favorita, como es lógico. Cualquier persona que conoce un poco el mundo del vino sabe que es tan amplio y maravilloso que es prácticamente imposible decantarse por una sola región vitivinícola. Amo Borgoña, Mosela, Champagne, Napa, Barolo o Rioja pero también Vernaccia di Oristano, Colares, Cangas, Primorska o Istra…
Aunque si tuviera que buscar alguna que defender sería Jerez-Xérèz-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda.
Jerez-Xérèz-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, dos Denominaciones de Origén, un solo consejo regulador. Comparten zona de producción pero no zona de crianzas, una auténtica paradoja en el mundo del vino. Una lucha constante entre el terroir y el método de elaboración, entre el lujo y la decadencia, entre el húmedo Poniente y los cálidos vientos de Levante.
Nacidas como una sola Denominación en 1932, en la provincia de Cádiz. La primera de toda España y revisada en 1964 para diferenciar la singularidad de Sanlúcar de Barrameda, gracias a su cercanía al Guadalquivir y al Coto de Doñana.
Bajo mi punto de vista, la Albariza (alba del latín, blanca), roca marga formada por sedimentos y restos de fondo de mar de la era Cenozoica es el auténtico pilar del Marco de Jerez, el origen, donde todo comienza. La identidad que más tarde en la bodega se desarrollará como excepcional.
Un sistema único de crianza mediante Criaderas y Soleras. Sistema dinámico de envejecimiento tradicional de la zona. Consta de varios niveles o “escalas” de botas, también conocido como “andana”, donde la solera es la barrica que guarda la esencia, es decir, la mezcla del vino más antiguo que ofrece complejidad a los vinos más recientes.
Los largos años de vida de estos vinos, gracias a “Sacas” “Rocíos” “Trasiego”… Nos descubren historia viva, concentración, riqueza y complejidad. Gracias a esta esencia tan única y peculiar defendería esta zona hasta la extenuación.
¿Cuál es su bebida favorita aparte del vino?
Sin duda alguna el Sake. Me considero una apasionada del Nihosu. Hoy es uno de los protagonistas del panorama gastronómico. Además interpreta un lenguaje de igual a igual entre tradición milenaria y vanguardia. Es una apuesta segura para armonías y un elemento líquido que guarda tras de sí historias que necesitan ser contadas.Es un producto bello en sí mismo.
¿Qué vino generó un antes y un después en tu vida y por qué?
Substance de Jacques Selosse. Rompió todos mis esquemas y me enseñó que el mundo del vino es un lugar salvaje y libre en el cual nunca hay nada escrito que no se pueda repensar y reinterpretar.
¿Cómo definirías tu carta de vinos actual?
Actualmente trabajo con varias cartas de vino, es decir distintas miradas y formas de expresarme – soy una afortunada.
¿Qué vinos te emocionan o te dan más placer?
Los vinos compartidos con personas o con música.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Ser el nexo de unión capaz de hacer llegar a las personas la magia que otras personas crean.
¿Cual es tu fuente de referencia preferida y autor?
Todas las que puedo, pero en mi camino siempre me acompañan El vino de Andre Domine y El Atlas del Vino de Oz Clarke, soy una romántica clásica, no puedo evitarlo.
¿Cual es tu filosofía en el mundo del vino y la gastronomía? ¿Le das importancia al maridaje?
“Lo posible de lo imposible se mide por la voluntad del ser humano” lo aprendí de la mano de Andoni Luis Aduriz mientras trabajaba en Mugaritz.
Maridaje siempre, hay que confiar en el conjunto de profesionales de un restaurante y disfrutar del aprendizaje, de esta manera no solo alimentamos nuestros sentidos, sino también el alma.
¿Si tuvieses que elegir un chef para trabajar en conjunto, quién sería y por qué?
Me pasa un poco como con el vinos es difícil elegir, pero quizá me gustaría trabajar con Jiro Ono, el dueño del restaurante Sukiyabashi Jiro o con el Señor Koyama, Hirohisa Koyama. Me fascina la manera de entender la gastronomía en Japón, el respeto absoluto por la perfección, el control de la técnica, la tradición y el producto.
¿Cómo defines tu estilo?
Creo que no tengo un estilo, no sigo unas reglas. No tengo unas convicciones, según voy aprendiendo voy evolucionado, a veces para bien o a veces para mal, pero siempre en continuo cambio.
¿Qué fue lo más grandioso o mayor éxito que te pasó como sommelier?
Encontrar la ilusión en esta forma de vivir, porque ser sommelier es una forma de vida en sí misma.
Que esperas lograr en un futuro cercano en el ámbito profesional?
Poder seguir creciendo, siempre seguir creciendo.