El vino y el cambio climático: Crónica de un incendio anunciado

En las últimas semanas los incendios en Itata y Bío-Bío (Chile) arrasaron con viñas viejas y bodegas, generando enormes pérdidas de un capital que no es posible reponer mediante el dinero.  La falta de control y estrategia frente a las sucesivas olas de calor, ponen en alerta al mundo del vino. 

Mucho se habla sobre el cambio climático vs. los ciclos naturales del clima. En la primera teoría el evidente cambio del comportamiento del planeta corresponde al calentamiento global producto de la emisión de gases que producen el efecto invernadero. En la segunda, el cambio climático se debe a patrones que sigue el clima de manera natural a lo largo del tiempo y afirma que lo que estamos viviendo ya ha pasado en otra era. Sea por una u otra opción, hay cosas de lo que está aconteciendo en el mundo que no podemos eludir. Nuestra relación con el medio ambiente ha destruido miles de especies y deforestado los bosques de una manera voraz en los últimos cien años. Los ciclos que suele tener la naturaleza son largos y generar cambios de hábito requiere sí o sí una mirada de largo plazo, o sea, colaboración entre una generación y otra. En pocas palabras, salir del problema demanda ser cooperativos y altruistas, una cualidad que no abunda en estos días.  

Los calores intensos, la falta de agua, un sorpresivo frío invernal en medio de febrero, son cosas que afectan mucho a las vides. El clima es un factor absolutamente decisivo en los estilos que una región puede dar. El calentamiento global ha venido cambiando el mapa vitivinícola en la última década, dejando por ejemplo que zonas muy frías suban un grado y cambien sus estilos o sus variedades. También ha producido que nuevas tierras aparezcan como regiones posibles y que otras pierden su brillo histórico. 

De todo esto se habla mucho, y a la vez muy poco… O sea, se menciona y es sabido, pero no es claro dónde empieza y dónde termina nuestra conducta, no tenemos ni idea de cómo relacionarnos con esta realidad. Algún pensador dijo por ahí que el problema del discurso ecológico era que no generaba enamoramiento en nadie, y que por eso observamos con la apatía de quien mira el meteorito caer, sentados en una reposera esperando el fin del mundo.

Hace dos semanas se desataron en Itata y Bío-Bío, zonas vitivinícolas del sur de Chile, incendios que arrasaron con miles de hectáreas, quemando a su paso bodegas, viñas y casas. Hoy, con los focos ya apagados,  los productores analizan  los daños y se organizan para salir de la tragedia. 

“Mucha gente dice que los incendios fueron provocados y que hasta capturaron personas con gasolina; pero en la zona específicamente no tenemos claro si fue provocado o espontáneo. Lo que sí sabemos es que habían pronosticado una ola de calor para jueves o  viernes de más de 40 grados y eso es absolutamente inusual en la zona. Todos pensábamos que esas temperaturas más los vientos fuertes iban a generar incendios. El primer foco empezó el martes, y el jueves 2 de febrero se expandieron a una velocidad tremenda, fue el día de mayor desastre”. Nos cuenta Beto. 

Beto Fernández es un sommelier colombiano que estudió en diferentes partes del mundo y hace tres años quiso aprender el oficio de viñatero en Itata. Su marca de vinos es Vinos Leoncio @leonciowines. Allí le alquila la bodega a un amigo que tiene varias hectáreas y vinifica líneas disruptivas, desde un naranjo de moscateles o fermentaciones en antiguas tinajas de barro.  Beto intenta mostrar a un Chile innovador, resaltando la capacidad productora de Itata y su alta calidad.  

“Lo terrible es que había pasado algo similar en 2017, ya se habían quemado muchas viñas con un incendio similar que afectó más al norte. Muchos de los vinos chilenos que encuentres del 2017 tienen una nota ahumada residual por culpa de esos fuegos”. 

Lo lamentable de perder material genético y recursos en una zona que está emergiendo de las cenizas, es que hay cierta naturalización que nos hace mirar estos desastres con ingenuidad, por no decir otra palabra. Beto y los productores amigos, cuentan que todos los años hay pequeños focos de incendio en verano pero que esta vez las variables se fueron de control. 

“Se habla de miles de hectáreas afectadas. Yo comparto la bodega con un amigo. Le alquilo el espacio. Él perdió 4 ó 5 hectáreas de viñedo. Yo le compro a productores y más o menos el 70% del total de los viñedos se vio afectado por el fuego. Si tuviéramos que poner eso en dinero mi producción del 2022 eran aproximadamente 11.600 botellas con un valor promedio de exportación de 7 dólares cada una. Eso sumado a toda la infraestructura que se perdió, tanques, fermentadores, la producción de este año que ya no vamos a poder hacer. Ademas, yo estaba a punto de embotellar esta semana, entonces tenía todos los insumos: botellas, corchos, etiquetas, todo listo; eso también se quemó. Calculo que entre lo que se perdió y lo que se va a dejar de producir, por lo menos se perdieron unos $250mil dólares de acá a los próximos tres años”.

Hay distintas formas en las que un incendio de estas características puede dañar, por lo general tardan años en recuperarse. La buena noticia es que según los pobladores muchas viñas volverán a brotar ya que el fuego pasó por encima de ellas. Hay dos niveles de daño. La más leve es estar cerca, el calor quema las hojas y los racimos, esas viñas quizás puedan recuperarse un poco más rápido, y en ese caso no hay necesidad de cortar el tronco. Pero las viñas por donde el fuego pasa por encima hay que cortarlas y esperar a que vuelvan a brotar. Eso tarda mínimo dos años en volver a tener fruta, el material genético no se pierde del todo, pero hay que volver a formar el viñedo. 

“Por fortuna en la zona donde estoy el pueblo es bastante unido y estuvimos todos pendientes de apagar y controlar los incendios que estaban cerca de las casas” -Cuenta Beto. Aun así muchos perdieron todo – “Tuvimos ayuda de todos lados, en vinos, en manos que se necesitaban para limpiar los escombros y todo lo que se cayó. Siempre han estado los amigos super cerca. Hicimos una feria de vinos y los productores de bodegas grandes, medianas y pequeñas del centro y centro norte de Chile nos ayudaron poniendo vinos y recaudando dinero para poder repartirlo entre las personas afectadas en la zona. Claramente en estos desastres la ayuda económica es fundamental, sobre todo para los que perdieron sus casas, que es muy urgente. Donde yo vivo estuvo cerca, a unos 300, 400 metros, pero no se quemó, entonces yo tengo donde dormir. La bodega se perdió toda, mi amigo perdió su casa y muchos amigos también. La ayuda monetaria es urgente porque la gente necesita recuperar dónde dormir, comprar ropa y cosas super básicas. También queremos visualizar la situación y que la gente entienda lo que está pasando en Itata, que miren no solamente por el desastre sino que tengan en cuenta que es una región vitivinícola de gran calidad”. 

Para los productores vitivinícolas de Itata y Bío-Bío se avecinan años difíciles. A futuro, los que no perdieron todo, calculan que sacarán a la venta el 20% de lo planificado para este año y para cuando eso pase, será una buena ayuda comprar los vinos de la zona. 

Una mirada positiva del desastre, si es que la hubiera, es que aseguran que volver a nacer les permitirá estar más ordenados y organizados; en definitiva tardará más o menos pero se llegará a normalizar. Aunque lo que más les preocupa es un factor poco (o nada) controlado, y que según los conocedores, incide taxativamente en los incendios que se producen cada año.

“La gran mayoría de los nuevos viñateros en Itata estamos muy preocupados con el avance de monocultivos de pinos y eucaliptos, que son la industria forestal que ha azotado al sur de Chile. A mí lo que me queda clarísimo es que esa es una industria que perjudica profundamente al medioambiente, no solamente a los viñateros, sino también al medioambiente circundante. Si esta zona tuviera más viñedos y más bosques nativos sobre todo no estaríamos viviendo lo que estamos viviendo. Somos pequeñas islas en medio de un mar de pinos y eucaliptos que cuando hay una chispa y 40 grados de temperatura en el día, un viento fuerte se convierte en gasolina pura. Creo que este país, este gobierno y todas las personas que vivimos en él, debemos replantearnos medidas serias y profundas en torno a esta industria. Es muchísimo el daño que hace, no solamente con los incendios sino con el tema hídrico, somos un país que no tiene agua, nuestras viñas son de secano y estábamos muy mal preparados para afrontar un incendio así, tanto colectivamente como individualmente. Ese es un tema super importante que hay que afrontar de ahora en adelante, y no suelo ser tan optimista con este punto, porque cuando se tocan estos temas económicos también se tocan los bolsillos de mucha gente poderosa; hablarlo y visibilizarlo es muy importante”. 

Para ayudar podes seguir a @beto_fernandez8 y a @leoncinowines y seguir las acciones que se organizan. 

Add a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *