Meet Your Somm: Mariela Vieytes
|Con Mar nos conocimos por primera vez catando y trepando viñedos de altura en Cafayate, ella en un viaje de estudios del sommellerie que autogestionaron con dos compañeros del curso, y yo recorriendo la NOA para una nota. Poco tiempo después nos reencontramos – otra vez por casualidad – en la otra punta de Argentina: Ushuaia, la ciudad más austral del mundo y el lugar que ella eligió para trabajar un par de temporadas. Esta vez nos unió la pesca de centolla en el Canal Beagle (el vino llegó con el almuerzo para acompañar nuestras riquezas marítimas).
Actualmente, Mar forma parte del equipo del restaurante Anchoíta en Villa Crespo, Buenos Aires, se divierte como co-creadora de Eyes Wine Shut, un proyecto de cata a ciegas, y es una de las jóvenes estrellas de la próxima generación de sommeliers argentinos.
¿Cuándo te diste cuenta de que querías seguir una carrera relacionada al mundo del vino?
Si bien trabajo en el rubro de la gastronomía desde los 17 años en Mar del Plata, siempre creí que era algo temporal hasta que finalizara mis estudios de Traductorado Público de Inglés. El 2016 fue un año decisivo. Luego de hacer un curso de vinos y viajar a Ushuaia a trabajar como camarera, tuve la suerte de relacionarme con dos personas que me incentivaron a seguir este camino: el sommelier y el jefe de cocina del restaurante. Sin dudarlo, abandoné mis otros estudios y al año siguiente ya estaba estudiando la carrera en CAVE.
¿Cual es tu región vitivinícola preferida en el mundo y por qué?
Todavía me falta mucho por conocer. Por el momento, puedo decir que en tintos me encantan los vinos del Piemonte, Italia. La variedad Nebbiolo me parece fascinante, con una tipicidad y complejidad única. En blancos, me atraen mucho los Vin Jaune de Jura.
¿Cuál es su bebida favorita aparte del vino?
Me gusta disfrutar de todas las bebidas en diferentes contextos, pero lo que más habitúo a beber aparte de vino es cerveza, vermouth y Negroni.
¿Que bebiste anoche?
Anoche bebí Catalpa Chardonnay que me sobró de una degustación. Es uno de mis vinos blancos favoritos, con un valor más que acorde a su calidad.
¿Qué vino generó un antes y un después en tu vida?
No fue un vino lo que marcó un antes y un después en mi vida, sino un tipo de vino: los blancos. Cuando comencé la carrera creía que no me gustaban, hasta que empecé a entenderlos y hoy en día me inclino siempre a vinos elaborados a partir de uvas blancas.
¿Cómo definirías tu carta de vinos actual?
Creo que la carta de Anchoíta es una de las más emocionantes de Argentina. Detrás de esa carta hay todo un equipo de sommeliers junto con Valeria Mortara, quien nos guía y enseña día a día. Hoy, la carta cuenta con más de 800 etiquetas, divididas por regiones, con variedad de estilos, verticales, cosechas históricas, sección de magnum y doble magnum y vinos del mundo. Por ejemplo, este año incorporamos los vinos de Bodegas Alonso, importados por primera vez desde España a nuestro país.
Cómo se encuentra la panorama en Buenos Aires actualmente y cómo estás trabajando en el tiempo de Covid-19?
La situación en la que nos encontramos hoy nos desconcertó a todos. La gastronomía se ve muy afectada y todavía hay cierto desconcierto en cómo será la reapertura de los restaurantes y wine bars. Por suerte, muchos lograron adaptarse al nuevo modo delivery y salieron adelante. Solo espero que a partir de ahora se tome más conciencia.
En Anchoíta, si bien el restaurante permanece cerrado hasta que finalice la cuarentena, seguimos activos a través de capacitaciones para el personal, desde temas como vino y bebidas espirituosas, hasta comidas, fermentos y charcutería de cerdo de bellota.
En mi caso, también continué con el proyecto de catas a ciegas Eyes Wine Shut, que creamos con dos amigos sommeliers hace ya dos años. Fue todo un desafío reconvertirnos al formato online y enfocarnos en el público que recién se está interesando en el mundo del vino. Enviamos a los hogares tres botellas de vino tapadas, numeradas, con ciertas herramientas e instrucciones a seguir, y nos encontramos en una sala virtual para adentrarnos en el juego de los sentidos.
¿Qué vinos te emocionan o te dan más placer?
Me emocionan los vinos que expresan un lugar y una historia detrás de la botella, los vinos vivos, sinceros, que te ponen la piel de gallina en cada sorbo y que transmiten un respeto y cuidado por la tierra.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Lo que más me gusta de mi trabajo es que amo mi trabajo. No podría trabajar sentada, detrás de un escritorio en una oficina todo el día. Esta es una profesión viva, en constante cambio y renovación, que te permite desarrollar todos los sentidos, interactuar con la gente, viajar y trabajar por el mundo, y los más importante: seguir aprendiendo todos los días.
¿Cual es tu fuente de referencia preferida y autor?
Me gusta recurrir a diferentes fuentes y autores. Ahora estoy leyendo a Rudolf Steiner, personalmente creo y admiro su filosofía.
¿Cual es tu filosofía en el mundo del vino y la gastronomía? ¿Le das importancia al maridaje?
Hay un hecho claro, y es que el vino se puede tomar solo y la comida comer sola. Ahora bien, cuando ambos están unidos en perfecta armonía, se abre todo un nuevo panorama de percepciones casi adictivo. Aprendí la importancia del maridaje cuando trabajaba en Aramburu, donde cada paso tenía su armonización. Cuando el maridaje no es bueno, se puede arruinar por completo un vino o un plato, y con ello la experiencia en sí. Uno de los desafíos más reconfortantes para un sommelier, es cuando al cliente le gusta no solo el vino que le elegiste, sino también la manera en que acompaña la comida.
¿Si tuvieses que elegir un chef para trabajar en conjunto (por una noche), quién sería?
Esta profesión te permite conocer cocineros súper talentosos con un futuro increíble. Si tuviera que elegir uno, sería Santiago Teitelman, jefe de cocina del restaurante del hotel Las Hayas, Ushuaia, quien comparte esta misma pasión por el vino y la búsqueda de nuevos sabores y experiencias.
¿Cómo defines tu estilo y qué te diferencia del resto de los sommeliers?
Todos somos diferentes, pero no sé si hay algo en concreto que me diferencie del resto de los sommeliers. Entre nosotros suele haber mucha humildad y compañerismo, que es lo que permite que aprendamos en conjunto. Personalmente, sé que soy muy apasionada en mi trabajo porque es lo que amo; la sed de conocimiento es constante y me permite mantenerme activa en el rubro, siempre en la búsqueda de nuevas ideas para llevar a cabo.
¿Qué fue lo más grandioso o mayor éxito que te pasó como sommelier?
Sin dudas, lo más grandioso que me sucedió fue la posibilidad de ir a Francia a realizar una pasantía como sommelière en Anne-Sophie Pic junto a Paz Levinson. Si no fuera por la pandemia, en este momento ya estaría allí, pero decidimos dejarlo para el año que viene.
Que esperas lograr en un futuro cercano en el ámbito profesional?
Si se dan las condiciones, me gustaría participar de la vendimia 2021 en alguna zona vitivinícola de Argentina, antes de ir a Francia. Los viajes nos abren nuevos caminos de reflexión, por lo que no podría pensar más allá en este momento.
En Meet Your Somm el lunes pasado, conocimos al mundo de “Navarrete“.